Un equipo multisectorial de 26 miembros de FIRE-ADAPT de 12 países europeos y latinoamericanos ha publicado el artículo de revisión “Integrated fire management as an adaptation and mitigation strategy to altered fire regimes” (Manejo Integral del Fuego como estrategia de adaptación y mitigación a regímenes de incendio alterados) en la revista de acceso abierto Communications Earth & Environment. El artículo analiza cómo la combinación de prevención, respuesta y recuperación de los incendios puede abordar los desafíos que plantean las alteraciones en los regímenes de incendios debido al cambio climático. Propone un enfoque holístico para el manejo del fuego que integra factores ecológicos, socioeconómicos y culturales para beneficiar tanto a las personas como a la naturaleza.
«Una cuestión clave es distinguir entre fuego e incendio forestal. Mucha gente percibe que cuando alguien utiliza el fuego, su intensidad y el humo lo hacen equivalente a un incendio forestal, pero aquí es donde el Manejo Integral del Fuego (MIF) – al utilizar tres tipos de conocimiento: técnico, científico y tradicional (no solo las quemas controladas, sino también otros usos del fuego, como cocinar) – minimiza el riesgo de incendios forestales y los impactos negativos asociados con ellos», señala Imma Oliveras Menor, autora principal y coordinadora científica de FIRE-ADAPT.
Los regímenes de incendios alterados, cada vez más intensos por el cambio climático, plantean desafíos sin precedentes para los ecosistemas y las poblaciones humanas a nivel mundial. Se prevé que el cambio en el clima, la frecuencia, la intensidad y la estacionalidad de los incendios forestales aumente las superficies quemadas entre un 9 y un 14 % para 2030 y entre un 20 y un 33 % para 2050 (Popescu et al., 2022), incluso en el escenario de emisiones más bajas. Estos cambios requieren un enfoque más informado y holístico de la gestión de incendios, como el MIF. Este enfoque combina todas las fases del ciclo de gestión de los incendios a la vez que tiene en cuenta el papel del fuego en los ecosistemas y sus dimensiones socioeconómicas y culturales para desarrollar paisajes y comunidades adaptados al fuego.
«Venimos de décadas de políticas y enfoques que solo han invertido en respuestas urgentes y reactivas a los incendios forestales. Ante los rápidos cambios en el clima y los regímenes de incendios forestales, necesitamos enfoques de gestión flexibles y adaptables centrados en la preparación y la prevención, más que en la respuesta. El MIF puede proporcionar un enfoque más holístico que comienza con una fase de evaluación y planificación con objetivos a corto, medio y largo plazo. También incluye el desarrollo de marcos legales y de gobernanza adecuados para implementar el MIF a diferentes escalas espaciales y temporales», explica Oliveras.
Los autores llevaron a cabo una revisión exhaustiva para evaluar las prácticas actuales de manejo del fuego y evaluar la implementación del MIF en diferentes regiones del mundo. Sintetizaron la literatura existente, estudios de casos y opiniones de expertos para proponer cinco objetivos principales y una hoja de ruta detallada para avanzar en el MIF. Ofrecen una perspectiva global y meticulosa que va más allá de los modelos tradicionales centrados en la supresión.

En cuanto a los casos de estudio, Oliveras comenta que Brasil es un ejemplo de la evolución en la gestión hacia la implementación exitosa del MIF: «Me siento inmensamente orgullosa de cómo este país ha pasado de una percepción muy negativa del fuego a aprobar una ley federal sobre el MIF en 2024 (ver la ley aquí). Eso no significa que ahora esté bien quemar en la Amazonía. La ley proporciona la plataforma para desarrollar estrategias para gestionar el fuego donde sea necesario (por ejemplo, sabanas y hábitats abiertos), para prevenir incendios forestales donde no se desea el fuego (por ejemplo, las selvas amazónicas vulnerables al fuego) y para utilizarlo con fines tradicionales, empoderando la gestión tradicional e indígena».
La publicación propone cinco objetivos centrales para avanzar en el MIF: mejorar la resiliencia del paisaje, promover las vías de sustento y el conocimiento local, la conservación y restauración ecológica, la mitigación del riesgo de incendios forestales y la reducción de las emisiones de carbono. Estos objetivos se centran en la creación de paisajes resilientes que puedan adaptarse al cambio climático, la integración de las prácticas tradicionales contra incendios para proteger la biodiversidad, la gestión de las cargas de combustible para reducir la gravedad de los incendios forestales y el empleo de estrategias de manejo del fuego para estabilizar el almacenamiento de carbono, proporcionando así múltiples beneficios a los ecosistemas y las comunidades.
Además, el artículo propone una detallada hoja de ruta para que los países implementen el MIF a escala nacional o regional. Esto incluye la realización de evaluaciones del riesgo, el desarrollo de políticas, marcos legales y capacidades, el abordaje de riesgos, la promoción de las vías de sustento y el conocimiento local, la conservación ecológica, la mitigación del riesgo de incendios forestales, la reducción de las emisiones de carbono y el establecimiento de marcos de monitoreo y evaluación.

Los hallazgos contribuyen significativamente al avance del manejo del fuego, dando forma a futuras investigaciones e informando las prácticas profesionales, beneficiando así a ecosistemas y comunidades locales en todo el mundo. Los autores destacan la necesidad de investigación, adaptación y colaboración continuas para una implementación exitosa del MIF, e invitan a los lectores a conocer las contribuciones de FIRE-ADAPT en este sentido a través de la página web, las redes sociales y el boletín.
«Gracias a FIRE-ADAPT hemos creado una red de intercambio de saberes que ha ayudado a identificar las brechas de conocimiento y acción en diferentes países y realidades para avanzar en una implementación efectiva del MIF», añade Oliveras.